«CARTAS DESDE GALIZA»
- RUBENS PINTOS MARTÍNEZ
- 13 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 ago

Mi Muy Señora Mía.
Hace apenas un año estábamos todavía desembalando nuestra enésima mudanza. Tal como le comentaba a mi padre en su efeméride, no estoy muy seguro de saber si un año es mucho o poco tiempo para quienes, como nosotros, contamos años. La teoría de la relatividad sepultó definitivamente el valor de lo absoluto y todo está a disposición del prisma con el cual observemos la realidad: nunca un dicho tan gallego como el de «depende» se ha convertido en un aforismo tan versátil. Para mí, un año, desde luego, se me antoja muy poco tiempo; al menos en estas circunstancias, ya que como todos bien sabemos: el tiempo calculado es largo o corto, mientras que el tiempo vivido pasa de forma lenta o rápida. De todas formas, y si me lo permite, Mi Señora, y disculpando mi pedantería, citaré a San Agustín, quien decía aquello de: «¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si debo explicarlo, ya no lo sé». Pero, dejemos el tiempo en paz, ¡ya!
Nosotros, en todo caso, Mi Señora, como ya he señalado en otras ocasiones, nuestro tiempo se traduce en «kairós». Como en su momento lo he abordado y explicado, no viene al caso ser redundante. Centrémonos en este año. Un año intenso, pienso yo. Por estas fechas, días arriba, días abajo, se precipitaban los acontecimientos, que también por nombrados no me apetece volver a renumerar. Lo que sí me gustaría es recordar todo aquello que durante un tiempo – y este algo más largo que el hasta ahora expuesto como algo así como multiplicado por catorce –, tenía, no diría que olvidado, pero sí como arrinconado en algún lugar de las sensaciones. No le voy a discutir mi añoranza por el lugar, la tierra, en el que todo ese tiempo transcurrió: como dejé escrito en mi despedida, siempre la llevaré en mi corazón. Mantengo la esperanza de que algún día pueda volver a sentirla. De las sensaciones a las que me refiero – con las que prácticamente me crié –, pasaremos a continuación. No me deberían ser extrañas, y de hecho no lo son, en cuanto son propias de esta nuestra tierra, nuestra amada Galicia. Había perdido ese húmedo tacto con las sábanas al meterse en la cama, de abrocharse los pantalones como – digo yo – «meados» por la mañana, de estar permanentemente envuelto por la friaxe do noso orballo, de dejar de contar por aburrimiento los días de lluvia, de esperar desesperanzado alguna noticia del sol o de volver a notar el poder de un temporal atlántico. En cuanto a olores, ¿qué quiere que le diga? Si le soy sincero, desde mi relativa perspectiva, estos se me aparecen en la misma cantidad y proporción que los colores. Y usted, más que nadie, conoce sobradamente mi tara con respecto a estos últimos. De la lluvia y sus consecuencias, debo confesar, que poco tengo que alegar en cuanto a mi defensa: estoy en Galicia, y concretamente en Fornelos de Montes. Casi nada. Tenemos, Mi Señora, hoy día, el sabelotodo «Mr. Google». Es cuestión de consultar.
Hay más, muchas más sensaciones; pero no es mi propósito aburriros con todas ellas por ser las mismas unas conocidas suyas, Mi Señora. En cuanto a que si alguien se asomara a esta «CARTA DESDE GALIZA», diré: si fuera de esta tierra, le pasaría lo mismo que a nosotros dos; y si de un lugar allende nuestros lares, le diría que aquellas son demasiado «enxebres» como para poder ser comprendidas, porque lo más probable, Mi Señora, es que nos las atendiera ni las entendiera.
Ya ve, un año sí parece que da para mucho a pesar de que a mí se me haga corto. Como también se me hizo corta esta misiva que no tiene más objetivo que la de felicitarla por su aniversario y, si me permite, para finalizar, haré una última observación con respecto al tiempo: si es breve y bien, dos veces bueno. Fíjese, sino, cuan breve es la expresión, ¡feliz cumpleaños!, con que corto espacio de tiempo se pronuncia, pero que bien suena y que bien que hace.
Sin otro particular, reciba, Mi Señora; recibe, Ana, mis más sincero y profundo amor.
Afectuosamente, suyo/tuyo,
rpm’18
Fornelos de Montes, abril 2018.
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