«CARTAS DESDE GALIZA»
- RUBENS PINTOS MARTÍNEZ
- 8 dic 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr 2024

Mi Muy Querido Hijo.
Me ha alegrado mucho saber, de tu propia voz, que has decidido formalizar tu relación sentimental con tu actual pareja, Carla. Sé que suena a antiguado lo que voy a decirte, pero tienes mis bendiciones. No seré yo quien te empuje a una aventura que tú no escojas ni elijas libremente. Si habéis decido unir vuestras almas, vuestros seres mismos, más que vuestros corazones – que también – no puedo más que daros mi enhorabuena y congratularme por ello, además de desearos que vuestra unión no sea fruto caduco, sino hoja perenne. Debes saber que es lo más grande que dos seres libres pueden llegar a hacer, pues nada hay más grande que el amor. Hablo con conocimiento de causa, y tú y tus hermanos sois testigos de ello.
Nada hay comparable a una vida entera de entrega a tus seres queridos. Empezando por aquel o aquella que se comprometió a vivirla contigo. Aquel o aquella que será tu compañero o compañera de viaje en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, por poner solo dos ejemplos de los preceptos de los cristianos. Es un viaje arduo, lleno de baches, de trampas, de falta de expectativas muchas veces; pero de expectativas que nosotros mismos nos creamos, no lo olvides; de ida, siempre (atrás no se puede volver), y de mucho, mucho amor, confianza y comprensión. Hay momentos de desconsuelo, de desfallecimiento, de hartazgo, de querer dejarlo, de hasta desear tirarlo todo por la borda; momentos de tensión, de dudas, de incertidumbre, gritos, peleas, insensatez, amargos besos, llantos… todos superables si dos forman y todos forman uno.
Nunca sentí la necesidad de ser padre. Me explico, nunca sentí eso que algunos llaman instinto paternal. Del mismo modo que nunca me sentí el mejor padre del mundo, porque tal vez nunca me lo propuse ni quise. Es un absurdo. Soy muy escéptico ante ese tipo de decisiones. No me creo que uno se levante un día y diga, «Hoy quiero ser padre». Que se planifique sí, pero eso no implica una toma de decisión tal como yo la entiendo. Ahora bien, si bien nunca sentí la llamada de la paternidad, mentiría si te dijera que no lo había pensado y hasta deseado. Luego entonces, cuando ya por fin lo eres, te preguntas cómo es que era posible no haber sentido esa necesidad, y como es que solamente se había quedado en un deseo.
Creo que un una de estas CARTAS que te dediqué, hace ya algún tiempo, te narré la tremenda experiencia de ser padre. Y digo tremenda, porque en mi caso, al menos, tuve sentimientos encontrados. Y volveré a explicarme. Por un lado, me invadió un profundo sentimiento de amor como nunca antes había sentido y, por otro, sentí miedo. Miedo a lo desconocido, a no saber qué hacer contigo, miedo a la responsabilidad. Y ese miedo, hijo, nunca llega a desaparecer del todo. Un miedo propio, como todos, pero inducido por los tuyos. Nada quieres que les falte, pero sobre todo nunca quieres fallarles. Y fallas... Si te digo esto es porque, si un día eres padre, no intentes tratar de nunca fallar en tu tarea de padre (es una quimera), sino que tu hijo y/o hija, hijos y/o hijas tengan la convicción de que tú no les has fallado y, que si lo hiciste, solo fue por amor. Vosotros me lo habéis demostrado, y solo puedo daros las gracias por ello. Solo se equivoca quien toma decisiones.
Hablando de la necesidad de tener hijos. Te diré que del mismo modo que no sentí la necesidad de ser padre, no siento apuro alguno por ser abuelo. Además, como entenderás, no depende de mí. Pero debo confesar que me haría feliz serlo. Lo he visto en los más cercanos a mí, y si la experiencia de ser padre es inenarrable, puedo imaginarme la dicha de quien se convierte en abuelo. Supongo que, siendo el hijo o hija de tu hijo o hija, lo tomarás que una prolongación tuya. He ahí, y solo también supongo, la eternidad.
Bueno hijo, como siempre, te diré que hagas lo que te plazca, pero sobre todo lo que creas. Siempre he respetado tus decisiones, porque nunca he tenido que preocuparme por ellas. Que seas feliz, y bien sabes que si lo eres, yo también lo soy.
¡Feliz cumpleaños, hijo! Y hasta la próxima.
Tu padre que te quiere.
rpm ‘23
Fornelos de Montes, decembro 2023
P.D.: - Mientras esto escribo, tu madre, por encima del hombre, me susurra al oído que te haga llegar también sus parabienes. Su amor, ya lo sabes, es seguramente más fuerte que el mío.
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