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«CARTAS DESDE GALIZA»

Actualizado: 24 ago 2023

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Mi Muy Querida Hermana.

En un film de esos lacrimógenos made in Hollywood de cuyo nombre no quiero acordarme, el prota de la peli, anunciada su muerte para su sexagésimo aniversario, dice, si no recuerdo mal, lo siguiente:


- «Sesenta años… apenas son un soplo…».


Y es cierto, creo que todos concordamos en ello. Como también no deja de ser cierto que dan para mucho si son bien aprovechados. No importa el tiempo vivido, lo importante es el cómo. Podemos vivir muchos años sin nunca haber vivido. No es tu caso, pues has vivido estos sesenta años viviendo de veras, no de mentirijillas, años verdaderos y no falsos, de los que dejan huella, y no precisamente en tu vida, sino en la de los demás. Tal vez por ello se te hayan hecho tan cortos. Cortos pero intensos, y no porque lo insólito, lo abrumador, lo espectacular se hayan convertido en las señas de identidad de tu existencia, sino por lo que tú eres y lo que representas. No pasarás a la historia por los grandes titulares, pero sí que has escrito una historia minúscula en mayúsculas. Una historia en la que yo me incluyo; yo y todos los que, de un modo u otro, tú has tenido a bien en acoger.


Nadie te recordará porque hayas inventado un nuevo uso de los palillos chinos, o una nueva loción capilar que ponga fin a la alopecia masculina, o que hayas desarrollado nuevos paradigmas filosóficos, ¿o qué sé yo?, se me ocurre, pero sí que te recordarán los que más importan. Los que a ti más te importan que son aquellos a los que tú más importas. Y eso, hermana mía, no hay invento o filosofía que ya no solo lo supere, sino que lo iguale. Y no todos lo consiguen por más que tú te niegues a aceptarlo, pues tu modestia sin artificio te impide, en demasía, auto-valorarte en lo que te mereces. Disculpa mi condescendencia, pero yo estaré ahí para recodártelo y, siempre que sea necesario, ponerte en valor.


Sesenta años vividos que me asombran por su intensidad. Un soplo al que no le cambiaría nada, siquiera su duración. Un aire de frescor limpio que, en más ocasiones de las que estoy dispuesto a confesar, me ha purificado alma y cuerpo, inspirado a ser cada día un poco mejor; una brisa suave que te ayuda a soportar las inclemencias de esta vida; un halo de aliento cuando más lo necesitas; el oxígeno que hace que quieras seguir respirando. Eso eres tú, y por eso te recordarán. ¡Y no, me niego a aceptar que te niegues a aceptarlo!


No es necesario retrotraerme sesenta años, con la mitad me conformo, y poder así recordarte como la niña que sigues siendo, con esa pureza de corazón que solo los infantes atesoran, los que siempre son como son; con la sonrisa franca de aquella chiquilla que un día osó desaparecer a mi vista; con la palabra justa del consuelo y el perdón; la mirada limpia, sincera, que solo los seres de luz son capaces que exteriorizar; el gesto suave que invita a la paz… Esto también eres tú. No cambies, hermana mía, por mucho que otros sesenta años te deseo que vivas…


Bueno, tú nunca morirás, eres eterna…


¡Felicidades, Olguita!, y disculpa mi falta de tacto al revelar tu edad, pues de una dama nunca se da.


rpm’ 23


Fornelos de Montes, maio 2023.

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