«CARTAS DESDE GALIZA»
- RUBENS PINTOS MARTÍNEZ
- 4 may 2023
- 3 Min. de lectura
Mi Muy Querido Amigo.
El otro día me acordé de tu «higuera», mejor dicho, de «nuestra higuera», y me pregunté que será de ella dentro de treinta y ocho años. Me temo, amigo mío, que mejor que nosotros. Y no es una cuestión solamente de años, sino de pura física. Te digo esto a colación de lo que tú, también el otro día, me comentabas, pues me recordabas que llevabas la mitad de tu vida con mi hermana.
Entonces yo, que me confieso un nostálgico empedernido, dejé que mi mente empezara a navegar y volviera a aquellos tiempos de treinta y ocho años ha. Los mismos que hace que conocieras a mi hermana; los mismos que mi primogénito cumplirá a finales de año; los mismos que hace que te llamara «menson»; los mismos que hace que te convirtieras en mi familia; los mismos que hace que goce de tu amistad. Y no son pocos, pero no son tantos, y menos muchos.
Hace treinta y ocho años nadie hubiese dado, mejor dicho, nadie dio un duro por vosotros. Por ti y mi hermana, me refiero. Debo confesarte que yo también fui de los pocos optimistas. Pero el tiempo os dio la razón y se la quitó a los cenizos, los que por envidia se ocupan más de lo que deberían ocuparse, que no es más que de su propia ocupación, los que siempre van destruyendo sin nunca nada construir, los que todo arreglan sin antes arreglarse a sí mismos… los de siempre, va. Tú me entiendes, amigo mío. Y lo mejor de esos treinta y ocho años es haberte visto crecer como persona, como compañero, como esposo y padre y, a lo que a mí concierne, como amigo. En definitiva, haberte visto madurar. Y me siento agradecido por ello, pues mantengo la esperanza de que algo, aunque sea por aproximación, se me haya pegado. Y no han sido tus muestras de amistad de esas que solo se basan en años de convivencia, que también, sino de las que se van forjando con el paso de los hechos. Me lo has venido demostrando en estos treinta y ocho años.
Tal vez «nuestra higuera» dentro de otros treinta y ocho años esté más sana y seguramente más viva que nosotros, pero no recordará nuestra amistad. ¿O puede que sí? Esta, amigo mío, quedará entre nosotros y, si quieres que te diga la verdad, prefiero que así sea, no quisiera que por esas cosas del boca a boca lo nuestro se tergiversara de algún modo. Lo que de verdad deseo, es que dentro de treinta y ocho años, tú y yo, amigo mío, recordáramos otros tantos. Repasar lo que han sido nuestras vidas, de como unos conocidos más se convirtieron en amigos, luego en cuñados para acabar siendo hermanos sin connotaciones políticas alguna.
Habría tantas cosas de las que hablar a la sombra de la higuera, que nos tomaría otros treinta y ocho años poder decirlo todo, pues de las cosas que más extrañaré cuando la higuera ya no esté, serán mis charlas contigo, en las que, cada uno a su manera, arreglaba el mundo, de esas tan temidas por quienes en serio tienen la misión de acometerlo. De la ocurrencia, nos reiríamos de buena gana, pues los limpios de corazón se ríen hasta de sí mismos.
Pues nada, cuñado, amigo, hermano, te dejo, y espero que dentro de treinta y ochos años pueda seguir dedicándote negro sobre blanco unas cuantas líneas como estas por el no sé cuanto aniversario tuyo, y que tú las puedas leer. Mientras, te remito a nuestra cita a la sombra de «nuestra higuera».
Felicidades, amigo mío.
Un fuerte abrazo.
rpm ‘23
Fornelos de Montes, maio 2023.
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