top of page

«CARTAS DESDE GALIZA»

Actualizado: 21 feb 2023


ree

Mi Muy Querida Hermana.

Un muy buen amigo mío me dijo una vez que no sólo estaba bien ser un buen chico, había que ser algo más. Si lo que me preguntas es que ser un buen chico o una buena chica, equivale a ser buena gente, es decir, ser una buena persona, discrepo de tal afirmación, aunque deba admitir que si a lo que se refería mi amigo era solamente a esa, digamos, frase hecha que solemos usar cuando nos preguntan por la primera impresión que alguien nos causó, concordaré con él con que no basta con ser sólo buen chico o buena chica, se necesita algo más. En tu caso, hermanita mía, lo de ser una buena chica se queda muy corto.


Si como he dicho ser un buen chico o una buena chica es ser buena gente, buena persona, eso es lo que eres tú. Ser buen chico o buena chica, permíteme que insista, es fácil, lo difícil es ser buena gente, es decir, buena persona, porque ahí es donde radica ese algo más. Ser buena gente es ser educada, amable, leal, sincera, magnánima, justa, equilibrada y otras muchas virtudes como las que adornan tu persona. Tú dirás que te halago por ser tu hermano y que mi juicio se ve afectado por mis lazos afectivos. Y no te lo negaré, pero a mí favor puedo esgrimir muchos testimonios que reafirman lo aquí expuesto sobre tu persona.


Se dice que las comparaciones siempre son odiosas, pero por más que esto sea así, no hay otro modo de medir lo que somos porque toda medición se hace en base a aquéllas y, en tu caso, en el caso que nos ocupa, yo te comparo con papá: puede que nuestro amor por él nos nuble el juicio, pero dime cuánta gente conoces que no dijera que nuestro padre era una buena persona. Poca, o ninguna.


Ya puestos a recordar lo que alguna vez me dijeron, recuerdo aquella en la que tú me decías que me considerabas mi cómplice. No te imaginas lo bien que eso me sienta, y espero seguir sintiéndome de ese modo por mucho tiempo. Si ser tu cómplice es temerme ahí para cuando me necesites; si es encubrirte para protegerte de cualquier daño posible; si es acompañarte allá donde quiera que vayas; si es mentir por ti, cause lo que me cause; si es amarte incondicionalmente, soy tu cómplice. El mejor, porque no hay mejor complicidad que la que te otorga una buena persona.


No sé si alguna vez te lo he confesado, pero cuando abandoné mi tierra de crianza y me separaron de todo cuanto amaba, hubo dos seres de los que más me costó alejarme: tú y nuestro perro Roni. Me veo plantado ante la ventanilla del pasillo de aquel tren que me llevaba lejos de vosotros y de todo lo conocido a un futuro que en mi fuero interno no deseaba, llorando por el pasado que se me arrebataba como me arrebataban de tu presencia. No te puedes hacer a la idea la de lágrimas vertidas. Aquello me sirvió para saber exactamente lo que se pierde cuando no se tiene. Nunca valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, como el adúltero que busca fuera lo que ya tiene en casa.


No seguiré poniéndome trágico y nostálgico, pues como bien sabes, porque bien me conoces, soy de llanto fácil y no quisiera estropearte el día de tu aniversario, ese día que todos tenemos en los que vamos sumando años… Hay quienes dicen restar, yo, al menos contigo, sigo prefiriendo sumar, pues es una gozada seguir contando con una buena persona en este mundo donde impera la mediocridad y que, además, sea tu hermana.


¡Felicidades, hermanita!


Tu hermano que te quiere.


rpm'22


Fornelos de Montes, mayo 2022.

Comentarios


Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
bottom of page