«CARTAS DESDE GALIZA»
- RUBENS PINTOS MARTÍNEZ
- 13 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 feb 2023

Mi Muy Amor Mío/Mi Muy Señora Mía.
«Es como un ser venido de otro mundo. En ella todo se sale de lo normal. No te dirá una palabra de más, ni tampoco más alta para poder darse a entender; ni siquiera opinará, pero te dirá sin reservas lo que piensa. Nunca nada en torno suyo girará, pero todo cuanto eres nada sería si no fuera por su epicentro».
Esto lo escribí hace ya algún tiempo. No diré mucho porque el tiempo siempre es poco en cuanto a medición de vida. Nunca llegué a hacerlo público y no sé por qué. Hoy, repasando mis notas, escritos y borrones, reparé en el texto y me pareció que había llegado el momento de sacarlo a la luz. Que mejor que hacerlo dedicándotelo en el día de tu aniversario. Bien sabes Amor Mío, Mi Señora, que lo escrito es por Ti, para Usted.
A veces, en el matrimonio, se establece una especie de lucha por el poder, un establecimiento jerárquico para implantar y marcar el devenir de la convivencia en vez de pactar desde el respeto. No es mi caso o, mejor dicho, nuestro caso. Los roles surgieron de forma natural. Yo, ante los demás, soy el hombre brillante, inteligente, que piensa, que todo lo sabe solo porque ella así me lo hace y lo hace creer; jamás se le ocurriría ensombrecer mi aura, atenuar mi luz. Yo, ante los demás, soy el hombre fuerte, valiente, protector, que con todo puede sin darme cuenta de que mi fuerza proviene de ella; jamás se le ocurriría cuestionar mi hombría, no creer en mi supremacía. Yo, ante los demás, soy el mejor amante, el mejor seductor, el más apuesto, desconociendo los misterios del amor que ella ha tiempo ha descifrado; jamás se le ocurriría dudar de mi amor sino afirmarlo como dogma. Yo, ante los demás, soy el mejor sin ser del todo consciente que toda mejoría producida en mí se lo debo a ella.
Es muy probable, en los tiempos que corren, que lo que aquí exponga en las próximas líneas se salga del discurso oficial, de la formalidad reinante, y que me lo tachen, cuando menos, de machista, pero poco me importa, cuando no, nada. Siendo yo muy joven, un hombre, no sé si sabio, pero a mí me lo pareció, me dijo que en una relación de pareja (heterosexual), en un matrimonio, el hombre tenía que ser tres cosas: hombre, marido y macho; y la mujer también otras tres cosas; mujer, esposa y puta. Usted ha sido mi Señora (esposa), mi mejor compañera (mujer) y amante soñada (puta). Yo, por mi parte, espero haber estado a la altura. Tal vez no lo hayamos logrado del todo, pero tampoco nos ha ido de demasiado mal, ¿verdad?
Estoy oyendo como los mediocres descalifican en cuchicheos entre bambalinas mis palabras porque sus sucias mentes solo se quedan con la parte menos bella, obviando la hermosura en su contexto. Será porque a las cosas ya no se las llaman por su nombre, o que en el afán de querer ser original nos dejamos arrastrar al fango de lo absurdo y no hay mejor antídoto para ello que ridiculizar lo ridículo. Será porque yo soy ese hombre brillante e inteligente que piensa, al que le cuesta evolucionar. Será porque Usted, Mi Señora, ha dejado ya de inspirarme y todo cuanto de cierto había en Usted ahora ya no lo es. O simplemente será porque me he vuelto un necio o, lisa y llanamente, porque nos estamos haciendo mayores Amor Mío. Con todo, me reitero: no nos ha ido demasiado mal, ¿verdad?
No sé si a ti te pasa lo mismo, pero cada vez más tengo la sensación de no encajar demasiado bien en este mundo, como si estuviera fuera de lugar. Lo que sí sé es que el único lugar en el que encuentro como en casa, eres tú, porque tú eres mi hogar, mi abrigo, mi morada; el lugar, como dice la canción, donde quiero volver…
No le hagas demasiado caso a este sexagenario que cree que por hacerse mayor se vuelve sabio.
Felicidades, Amor Mío/Mis Respetos, Mi Señora.
rpm'22
Fornelos de Montes, abril 2022.
Comentarios