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«CARTAS DESDE GALIZA»

Actualizado: 23 jul


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Mi Muy Querida Hermana.


Esta vez no quería llegar tarde, pero me temo que no lo logré. Bueno, tú sabrás sin duda perdonarme. Así que no expondré aquí mi retahíla de excusas disfrazadas de justificaciones para disimular mi torpe comportamiento social/convencional. Te aseguro que lo que menos deseaba era no dedicarte unas pocas palabras por el día de tu aniversario, y bien sabes tú que así es. Disculpas aparte, si te soy sincero, no sé muy bien qué decirte. Así que haremos una cosa: permitamos que el entintado de estos momentos invadidos por la caligrafía goce de plena autonomía y nos lleve a donde mejor le parezca.


Hace pocos días le escribía a mi Amigo y Amado Esposo tuyo, también por su aniversario, y me emocionó saber que él hizo lo propio cuando leyó lo escrito. Me dio las gracias por lo que le decía, a lo que le respondí que no se merecían porque, lo que le dije, tal vez no sea la «verdad», pero sí que es la mía, esa que me sale del corazón. Así lo siento y así lo transmito. Contigo obraré de igual forma, como, por otro lado, creo que siempre lo he venido haciendo. No podría ser de otra manera, bien sabes tú el amor que te profeso.


Sin atribuirme mérito alguno, porque solo a ti te corresponde, estoy en condiciones de poder afirmar que, en estas «CARTAS» que dedico a las personas que más significan para mí en días señalados para ellas, he descrito, en algunas ocasiones, las muchas virtudes que te adornan: tu inteligencia, tu noble corazón, tu amabilidad o tu alta conciencia de servicio a los demás, entre otras. Hoy, si me lo permites, me centraré en la última de las citadas y que a partir de ahora llamaremos abnegación. Lo que, en definitiva, es.


Es de los rasgos que mejor define tu personalidad. Vives para y por lo tuyos – en los que yo me incluyo – sin cortapisas de ninguna clase; sin lamentos o queja alguna; entregándolo todo sin nada tomar; sin beneficio por más perjuicios te pueda aportar. Y voy más allá, Querida Hermana Mía: la abnegación en ti no solo es un rasgo de tu personalidad, sino que es la personificación de la misma. No quisiera pensar (solo me duele con hacerlo) que tal actitud pueda deberse a un malinterpretado y falso sentimiento de culpabilidad. Si te soy sincero, que quiero serlo (contigo siempre lo soy), algunas veces he llegado a esa conclusión. Suelo ser observador y es lo que he observado, aunque observar no es sinónimo de acierto y menos de verdad y, en mi caso, menos. Si así es, desecha cualquier culpa imaginaria que hayas podido concebir, porque si de algo estoy plenamente seguro – y de muy pocas cosas los estoy – es que tú de nada eres culpable. No puedes serlo. A nadie nada debes; a ti demasiado, muchas veces, todo. Es lo que pasa cuando el corazón devora a la persona. Sé que no soy el adecuado para nada aconsejar, y menos a ti, pero se me ocurre que tal vez no estaría mal que tomaras algún tiempo para ti y solo para ti. Es quizás pedirte demasiado, ya que, conociéndote, pensarás que es un ejercicio de egoísmo: nada más lejos de la verdad, es un punto y aparte para la reflexión. Saber decir que no también es saludable. Con todo, de confirmarse que mi pensamiento está del todo errado – extremo este para nada descartable – obvia lo apuntado y disculpa mi franqueza, pues creo que, por el amor que te profeso, sentía la necesidad de compartirlo contigo. Se te he ofendido, solo me queda pedirte perdón. No me extenderé más en mi apreciación, pero estoy convencido de que tú más no necesitas, no en vano también he citado entre tus virtudes tu inteligencia.


Como suelo acabar muchas veces estas «CARTAS», Mi Querida Hermana, no hagas demasiado caso a lo expuesto y no dudes, como ya he apuntado, en obviarlo. En demasiadas ocasiones me dejo arrastrar por mi imaginación y, lo que es peor, por mis elucubraciones, y los resultados no son más que conjeturas de esta índole basadas todas ellas en mis pocas fiables observaciones.

Sirva, como siempre, este entintar momentos compartidos por la caligrafía, compartir contigo la satisfacción de seguir un año más gozando de tu presencia. El mundo contigo en él es mucho más amable.


¡Feliz cumpleaños Amada Hermana Mía! (el deseo de que cumplas muchos más se da por supuesto).


Afectuosamente tuyo, tu hermano que te quiere.


rpm '21


Fornelos de Montes, maio 2021.

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