«CARTAS DESDE GALIZA»
- RUBENS PINTOS MARTÍNEZ
- 30 jun 2017
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago

O Noso Novo Fogar!
Mi Muy Querida Esposa y Señora Mía.
Eskerrik asko, Euskadi, Ikusi arte!
Ola de novo, Galiza!
Tiempo ha que no me siento ante la pantalla en blanco para que con mi torpe literatura vuelva a deciros algo que, a bien seguro, conoceréis de sobra. Nada más y nada menos que rebasados los tres meses aproximadamente. Siquiera por su cumpleaños, como venía siendo mi costumbre de unos años a esta parte. Me he tomado, como dicen algunos, un tiempo sabático en esto de la escritura; y no solo a lo que las misivas se refiere, sino en todo lo que tiene que ver con la misma. Debe de disculparme por ello. Son varios los motivos, más bien las justificaciones mal justificadas, las que podría esgrimir por tal comportamiento. Burdamente, intenté exponérselas, y Usted, Mi Señora, con su santa paciencia que hacia mi persona tanto la identifica, me reprimió con sonrisa de Mona Lisa de «retranca galega», y yo, obtusamente, como un niño al que se le niega su capricho, me refugié en la infantilidad de los «pucheros». Había pensado en dejarlo todo, y Usted tiene razón: nada debo dejar.
Bien es cierto que el comienzo de este año – como ya se lo comenté a su hija – ha venido cargadito de emociones y otras circunstancias que en nada han ayudado a tranquilizar el ánimo, ese que tanto me hace falta para poder pensar y plasmar negro sobre blanco lo que él me va dictando. Primero mi padre, luego esa boda tan emotiva que Usted amadrinó, y por último el traslado con todo lo que ello conlleva física, psíquica y emocionalmente. Débil como soy, escogí, cual avestruz, esconder la cabeza bajo tierra y dejar pasar el tiempo sin nada ver y que todo fuera diluyéndose como azucarillo en café, dispuesto, llegado el caso, a renunciar a parte de mí.
Menos mal que la tengo a Usted, Mi Señora.
¡Hasta de las redes sociales me desentendí!, y quiero, desde esta tribuna, pedir disculpas por ello. No soy un gran defensor de las mismas, siquiera un asiduo, ni tampoco es que tenga miles de «amigos y/o seguidores» – apenas unos centenares – pero he fallado a todos aquellos que me felicitaron como, por ejemplo, por mi cumpleaños o que contactaron conmigo a través de ellas, y yo no correspondí ni respondí. Aunque hubiese sido a uno solo, es imperdonable. Entre esa gente, hay quien me ha leído y me sigue leyendo. Lo dicho, imperdonable.
Pero he vuelto, Mi señora, y procuraré no irme nunca más. Y de lo primero que quisiera hablar, si me lo permite - antes de que se me vaya el santo al cielo - es de esas tierras que tan bien nos acogieron y que ahora nos hemos visto en la tesitura de tener que dejar al menos temporalmente, porque jamás será un abandono. Sería incapaz de tal acto, y me consta que por su parte lo mismo piensa.
¡Nos es un adiós Euskadi, seguro que nos vemos!
No trataré de ser original, así que, todo cuanto te pueda decir te sonará a frase hecha. Siempre te llevaré en mi corazón y desde el minuto uno ya te estaba echando de menos. No puedo por más que agradecerle a tus gentes lo bien que siempre me han tratado en general y, en particular, las de esa maravillosa comarca conocida como Rioja Alavesa, con su capital al frente, Laguardia. No quiero dejar sin mencionar a la ciudad de Vitoria, una de las ciudades más bellas y entrañables que he tenido el honor de conocer. En fin, catorce años viviendo entre los tuyos me han servido para conocerte un poco y descubrir que la nobleza es una de esas partes tuyas que mejor te define. No cambies, aférrate a tu «etxea» y sigue progresando, que tú, como nadie, lo sabes hacer. «Eskerrik asko!»
Y he vuelto. He vuelto a la tierra de la cual un día me despedí con un «deicalogo», porque la ida tenía fecha de caducidad impresa en el billete de vuelta. He vuelto a mi tierra, de la cual espero no tener que volver a despedirme por tanto tiempo. El recibimiento fue el esperado, como no podía ser de otra manera y, ahora, aquí estoy, en mi «nuevo hogar»; «mellor dito, no noso novo fogar, Miña Señora!» ¡Espero y deseo que todo cuanto nos queda por vivir, amor mío, sea aquí, en estos Lares de Montes, y que por fin hayamos dado punto final a esas nuestras mudanzas! Asentaré cabeza y prometo, por enésima vez – con la esperanza que esta sea la definitiva –, hacerle caso y volver por la senda de la tan denostada normalidad. He tenido tiempo para llorar, despedirme y reflexionar. Ahora me toca estar de vuelta, y aquí estoy.
¡Estamos de vuelta, Mi Señora!
Para ir cerrando, y antes de que pueda comenzar a aburrirla con mi poca convincente verborrea, quisiera, con vuestra aquiescencia, trocar el título genérico que venía dándole a estas misivas desde que un día decidiera ponerme a escribirlas. Como siempre mi originalidad quedará malparada y de «CARTAS DESDE EUKADI» ahora las titularé «CARTAS DESDE GALIZA».
Afectuosamente Suyo,
rpm ‘17
Galiza, xuño 2017
Comentarios